domingo, febrero 17, 2002

Piedras, la película de Ramón Salazar seleccionada para la Berlinale está siendo sobrevalorada por la crítica patria.
Desgraciadamente, es una película pretenciosa (más que ambiciosa) con una espantosa dirección de actrices donde vuelven a aparecer los peores defectos de Najwa Nimri (que pretende emocionar con un sentimiento que no deja ver en ningún momento, fria como una piedra), Angela Molina (que retorna a sus viejas andadas de bellísima actriz de poderoso rostro pero con una dicción imposible, debería hacer ejercicios de vocalización con piedras en la boca, lo mismo que la divina San Juan, que cada día habla peor...).
El guión, además, es pedante, obvio, ridículo, y provoca lo peor que puede provocar un drama: risas en el patio de butacas de espectadores que no nos creemos nada.
Me gustó 'Hongos', el corto de Salazar repremiado, y pienso que de Piedras podrían haber salido tres o cuatro buenos cortometrajes, en lugar de este flojísimo largo de casi 120 minutos.