Gracias, Nacho Canut
Tarde libre
porque tengo que ir de compras y a recoger el billete que tengo reservado para Bogotá (19 de Diciembre - 7 de enero), donde - acabo de enterarme - voy a ser secuestrado con abrazos y una sobredosis de cariño... [APUNTE: Hay amigos que saben exactamente quiénes soy. Cómo me siento. Qué necesito. Y aún así me siguen queriendo... qué perversos. Qué cochinos.]
Después de recoger la idayvuelta, paso a buscar a mi amiga A. a su trabajo (Jose María García se fumó dos purazos por el morro y aún no ha mandado a la asistenta a pagarlos) para ir a comprarme el modeli que luciré en la boda de su hermana el viernes (¡mañana!). Llueve a mares. Uno de esos días en los que nada me va a sentar bien. Si lo sabré yo.
Adolfo Domínguez este año parece ser que sólo fabrica pantalones de pre-esquí. Ese grosor es incompatible con los sudores que me provocan los ataques de pánico. No way.
Roberto Verino. Muy poca cosa. Me gusta el abrigo de pieles, y seguro que luciría bárbaro con él y sin nada debajo. Y el pelo transpira. Pero no. El reto es ir arreglado convencional. Respetable.
Antonio Miró. Pedir una talla 50 de pantalón en una tienda de diseñador y que no sólo no te escupan un "uy, no, para ti no tenemos nada (¡gorda!)" sino que te midan la cintura, te saquen del almacén todo lo que tienen de la 48, te aseguren que te pueden sacar hasta 4 centímetros para que te quede mejor (es decir: te quepa)... es una delicia. Por desgracia, hay casos en los que 4 centímetros no son suficientes. Una lástima. Y la camisa de colorines sólo en la S. Y los botines en el 43. No está de dios. Otra vez será.
Adolfo Domínguez (2) Dada nuestra desesperación, le pido a A. que entre en esta otra tienda de Domínguez y pregunte si tienen la 50 en pantalones. Yo espero fuera. He sufrido demasiadas vejaciones por esta tarde. A. sale espantada. El dependiente le ha dicho que no. Que en ese barrio los hombres "se cuidan mucho". Joder.
Purificación García. Límite 48. Again. Pero al menos me voy con dos pares de calcetines ideales. Algo es algo.
A. y yo hacemos una pausa reflexiva - cerveza mediante - y decidimos que sólo nos queda El Corte Inglés. Gracias a Dios los alemanes tienen barriga y Hugo Boss fabrica pantalones de mi talla. Póngame dos. Cójame los bajos.
El dependiente me trae una chaqueta de pana color teja de Valentino ideal. Me la pruebo. Es mi talla. 699 euros. "¿Se la guardo?" Mmmm, casi mejor guárdela en la caja fuerte porque ésto es un dineral...
Uf. Menos mal que me he consolado al enterarme de que a Nacho Canut le gustan los gorditos. Lo he leído en la página de Genís, que cada día me gusta más. Pero mucho más.
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