martes, noviembre 25, 2003

Ruido (con perdón...)


Oh, this overbred passion for quiet! Totally unnatural. We are usually begotten with a certain amount of noise. For our first nine months we are carried in the womb in a positive hubbub - the loud tom-tom of the heart, the croaking and gurgling of the guts, which must sound like the noise of the rigging on a sailing-ship, and a mother's loud laughter - can you imagine what that must be like to Little Nemo, lurching and heaving in his watery bottle while the diaphragm hops up and down? Why are the children noisy? Because, literally, they're bred to it. People find fault with their kids when they say they can do their homework better while the radio is playing, but the kids are simply trying to recover the primal racket in which they learned to be everything from a blob, to a fish, to a human creature. Silence is entirely a sophisticated, acquired taste. Silence is anti-human.
(Robertson Davies, 'THE REBEL ANGELS')

Maman, ¿tú no puedes oír el ruido del mundo? ,
M. P. Shield

Nos hemos sentado sobre las cadenas que rodean la plaza, enfrente del Ayuntamiento, y nos columpiamos suavemente, como dos niños pequeños que acabaran de inventarse un juguete a partir de cualquier cosa. Cristina, mi jefa, mi amiga Cristina, juega con mi mano, va recorriendo mis nudillos con las yemas de sus dedos y, a ratos, levanta la vista para mirarme a la cara. No lloro. Porque no sé si debo. Porque vengo del funeral de mi amigo y del funeral del asesino de mi amigo. Porque no creo que nadie – y yo, menos que nadie - sea capaz de la equidistancia emocional que permita llorar a la vez por la víctima y por su verdugo. No lloro: me bloqueo.

- No lloro porque no sé si debo. Porque vengo a la vez del funeral de Nacho y del funeral del asesino de Nacho...

Cristina me mira, como si apuntara un arma, solo a los ojos, y me pide con un gesto que me calle, que me calle un poco, que me calle ya, que me calle por favor, que me calle, me pide. Pero si me callo vuelvo a escuchar el ruido que hace todo y me vuelvo loco de voces interiores, de imágenes, escenas repetidas, rostros, frases sueltas, afueras del contexto y visiones del futuro, que es la muerte; que es la única previsión infalible y ha venido a saludar, como un nuevo vecino que se acabara de mudar al edificio, a recordar que va a estar ahí para lo que sea. Siempre ahí. ¿Una para todos o una diferente para cada uno? ¿Hay tantas muertes como vidas o hay una sola muerte para todas? Existe la respuesta, pero no la querré conocer cuando aparezca.

(R. E., "EL RUIDO DEL MUNDO")