jueves, octubre 10, 2002

Buena vecindad


1. La loca
Nosotros, como en el hit de Perales/Mocedades, le llamábamos "loca" (y unos hombres vestidos de blanco, le dijeron veeeeeen...), pero este verano nos dijo su nombre. Así es que ahora es Loca de apellido. Y de remate.
La pared de su salón coincide con la de mi dormitorio y la de sus baños, con los nuestros. Muchas noches la escucho hablar por teléfono a gritos a la una de la madrugada. Y reir. Y llorar. Todo de seguido. Y algunas noches que hemos llegado tarde a casa, al abrir los grifos de los lavabos para cepillarnos los dientes, hemos oído sus pasos a la carrera hasta llegar a su lavabo y abrir los grifos a la vez que nosotros.
Es simpática pesada. Reiterativa. Obsesiva. Viuda o separada o soltera. Madre. Tiene cerca de sesenta. Este verano nos la encontramos por la calle y nos quiso regalar el catálogo de la tienda de muebles donde se acababa de comprar una colcha ideal, ideal.
Siempre que coincidimos en el jardín me pregunta si me molesta por las mañanas, con la radio. Yo siempre digo que no, no, qué va.

2. Tommy
Llamado así por nosotros por su enfermizo hábito de lucir en la piscina inenarrables conjuntos traje de baño y camiseta by Hilfiger. Le odiábamos. Nos miraba mal (por maricones, seguramente), hasta que en esta legislatura coincidimos en la regencia de la Comunidad y descubrimos que es un impresentable muy tierno que me recrimina que seamos "demasiado buenos..." Tiene unos ojos preciosos.

3. La vecina
Por excelencia, porque es la que más cerca nos pilla (para ser más precisos, enfrente). Al principio vivía con su marido, pero ahora vive con un perro pequeño. Es rara, pero muy simpática. Aunque no tiene mucha suerte: la mujer de otro de los vecinos la amenazaba, intentó asesinarla y empapeló el barrio con pasquines en los que le llamaba de todo. También le dejó cartas amenazadoras que ella (la víctima) trató de leer en la última junta de la Comunidad para espanto y estupor de muchos de los que estábamos allí. Tiene miedo.
Ayer llamó a la puerta a las 8 de la mañana para preguntarme si teníamos asistenta de confianza. La suya - según me dijo - pretende extorsionarla (juro que usó esta expresión). Llamé a su puerta al llegar del trabajo, pero no estaba. Ya os contaré.

4. Nosotros
Ya no seremos "nosotros" nunca más. Venderemos la casa y cada cual por su lado. Después de más de siete años. Ya sé que es una lástima: nuestros vecinos necesitan algún referente moral. Ya lo sé. Pero antepongo mis propios intereses a los de la comunidad. Así soy yo. Muy egoísta para lo mío.