sábado, abril 05, 2003

Sábado con nueva música (tras un viernes al sol)


Y al trigésimo día descansé...

Después de cuatro días de co-dirigir a los actores de doblaje que han grabado nuestros guiones
- una de nuestras voces es la voz de Jane en las películas de Tarzán en blanco y negro. Otra, la de Bart Simpson. Actores y actrices que sólo con la voz han dado vida a nuestros disparatados personajes. Que se los han creído y se han reído con ellos. Un lujo...-

me desperté el viernes a las doce de la mañana, estuve charlando un rato con mi asistenta (que me preguntó qué tal me iba en el amor... "nada, Pilar, de momento no hay amor. Pero ya llegará. O no."), me eché a la calle a disfrutar del sol de viernes, a la Fnac a comprar música que escucho ahora (Suena María Joao y Mario Laginha, con un magnífico disco de versiones, "Undercovers"), Sarah Vaughan, Ryuichi Sakamoto y Nelli Rees.
En la sección de música española (todos los discos de La Buena Vida están agotados en la Fnac... vaya) me encontré con mi ex-concuñada, con la mujer del hermano bombero de mi ex, que estuvo encantadora y me pidió que les llamara alguna vez para vernos, "que una cosa no tiene nada que ver con la otra". Qué encanto...

Al salir, me fui a la Plaza de Jacinto Benavente (deplorable escritor que tiene la plaza que se merece), me compré una entrada para Chicago y me senté en una terraza al sol a leer a Quentin Crisp, "El funcionario desnudo": Una ración justa de cualquier cosa equivale a nada para un egomaníaco.

Chicago me encantó, and all that Jaaaaaaaazz..., y Richard Gere, tan gay... A la salida, A. y M. me recogieron en su coche y nos fuimos al Parque del Oeste a pasear a su perrita Maggie. La vida social de los amos de perros es fascinante. Y escuchar los nombres que les ponen a los animalitos dice mucho sobre los propietarios: ¡Claudio! (amo marica).

Estaba cansado y tras una rica cena en un mexicano iluminado como un depósito de cadáveres, me tomé un whisky, vi Tómbola un rato (hace tanto que vivo sin tele que mis amigos, cuando se cansan de escucharme, me encienden el televisor y me dejan enfrente de él, hipnotizado) y me fui a casa. A dormir.

Son las once y media del sábado. En un rato vendrá J.Q. a casa y seguiremos trabajando. Tenemos que redactar 300 adivinanzas para el 15 de abril.

El lunes por la tarde vienen los de la empresa de mudanzas a hacerme el presupuesto y espero mudarme la semana que viene. Tengo muchas ganas de estar en mi casa nueva, de vender esta y seguir con mi novela. Estaba bloqueado, pero ya sé cómo va a seguir.

Lo contrario al suicidio no es la vida tal y como nos sucede cada día. Lo contrario al suicidio es la decisión consciente de vivirse que algunas personas un buen día son capaces de tomar, lanzarse al abismo sin aviso previo y optar. Hay quien decide matarse, hay quien simplemente vive y hay quien niega la desidia cotidiana y se abalanza.

[Ah... gracias a todos por vuestros comentarios de ánimo. La verdad es cuando me pongo, uf... me pongo...]