La magia y el horror
Anoche, en el Conde Duque, Mariza cantaba a Pessoa:
Do vale à montanha Da montanha ao monte Cavalo de sombra Cavaleiro monge Por quanto é sem fim Sem ninguém que o conte Caminhais em mim.
El fado Primavera, que cantó Amália Rodrigues:
Que importa que o coração, Diga que sim ou que não, Se continua a viver. Todo o amor que nos prendera, Se quebrara e desfizera, Em pavor se convertia. Ninguém fale em Primavera, Quem me dera, quem nos dera, Ter morrido nesse dia.
Yo pensaba:
Qué poco me queda para estar de nuevo en Lisboa
Mariza cantaba:
Lisboa menina e moça, menina Da luz que os meus olhos vêem, tão pura Teus seios sãos as colinas, varina Pregão que me traz à porta ternura
Hasta ahí, la magia.
Y después, EL HORROR. Rodrigo Leao, fundador de Madredeus (claro, me lo tendría que haber temido) salió al escenario con un grupo de músicos, se sentó delante del organillo eléctrico y le puso música de fondo a una señora vestida de tafetán rojo que cantaba de tal modo que, de no haber sido por la ausencia de maquillaje, podría haber pasado por Kimera. Qué mujer. Qué new age todo. Y por mucho que echaban humo en el escenario, ella no se asfixiaba. Una desgracia.
Maiqui, J.S. y yo, nos tomamos una cerveza (bueno, Maiqui se tomó un mosto, porque anda de un bettyford amateur que impresiona) y nos marchamos mientras la señora y su grupo seguían perpetrando algo que podría haber hecho perfectamente Jean Michel Jarré, aunque sin los sabios consejos de belleza ¿masculina? de la Rampling.
Y mañana, me marcho a la playa. Cristinaamore y yo, en su golden bullet. Cristinaamore y yo. Y el perro Maximilian y el vestido de novia de la futura cuñada relleno de papel de seda y con la cola extendida. Todo eso mañana de camino a Málaga. Que tome nota la Guardia Civil de Tráfico. Y los productores de Priscilla, Reina del Desierto. Y los de Expediente X. Mañana, Cristinaamore y yo, como si cruzáramos el estrecho pero con menos dignidad. Como si cruzáramos el estrecho, pero de Doña Kara (como he oído esta mañana en el bar donde desayunaba. Y no era un chiste...)
Hasta pronto a todos. En una semana estoy de vuelta. Bronceado pero hidratado. Faltaría más.
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