miércoles, enero 15, 2003

El arte. El mundo. La verdad. Alguien.


Hoy en El País, en un artículo sobre la inauguración de una antológica de Espaliú, he leído una frase suya que me ha fascinado: Algunos creen que el arte es una forma de entender el mundo. En mi caso, siempre fue la manera de no entenderlo..., de no oírlo. Pepe Espaliú, Retrato del artista desahuciado

Y me he acordado de lo que hablábamos un día mi amigo J.Q. y yo acerca de los personajes de nuestras respectivas novelas en gestación (la suya mucho más avanzada que la mía, aunque en cuanto me mude de casa y me asiente un pelín, me he propuesto seguir con ella a buen ritmo). J.Q. me decía que su novela está llena de gente que se tapa los ojos. Yo le contaba que la mía, "El ruido del mundo", está llena de gente que se tapa los oídos, que habla sin parar para no escuchar.
Casi se me había olvidado esta conversación, hasta que leí esta mañana la fabulosa teoría mínima del arte de Espaliú. Salvando las distancias, obviamente.

Entender el mundo, conocer su verdad, es muy cansado. Verlo todo. Oir todo este ruido. Pessoa/Alvaro de Campos lo expresó como nadie: Hoy estoy vencido, como si supiera la verdad.

Entender a alguien, conocer su verdad, es muy cansado. Por mucho que Juan Bonilla lo convierta en un buen poema: Sólo quien te hace temblar de placer te conoce,/ quien consigue que te libres de las letras de tu nombre. (...)