Domingo
Me corté el pelo al uno, lo cual me da un aspecto "Eight Man" de lo más curioso. Lo hice en una barbería tan heterosexual donde sólo hay revistas de coches y de motos, marchas militares de fondo musical y las capitas para protegerlo a uno de su propio pelo (se me ha ocurrido que sería un gran lema para difundir por las calles, por el metro, por las escuelas de peluquería..: "PROTÉGETE DE TU PROPIO PELO". Hay quien asegura que hay mechas asesinas. Yo, me lo creo) son moradas con un ribete amarillo; muy nazarenas. El señor barbero me preguntó si quería que me recortara las cejas. Qué manía le ha entrado a todo el mundo últimamente con mis cejas... con lo expresivas que son, coño.
Comí con Miko y otra amiga en nuestro japonés favorito. En una mesa junto a la nuestra había un niño rubio clavadito a Ray Loriga y una mujer rubia guapísima que le daba de comer y jugaba con él. Su madre: la Rosenvinge. Al terminar de comer, ella se retocó los labios y aprovechó para pintarle al niño unos bigotes de gato con el lipstick. Encantador. Sin ironía.
Después nos fuimos a un café y pudimos escuchar entero el nuevo disco de Fangoria, que no sale a la venta hasta el miércoles. Nos encantó.
Antes de ir a casa de A. y M. me compré ropa, me encontré con dos compañeros de trabajo gays y con un excompañero de trabajo gay. Los tres en la Gran Vía. Qué marica la Gran Vía.
Me compré un iPod. Qué felicidad.
En casa de A. y M. vimos más Queer Eye for the straight guy y empezamos a ver una peli que tiene una pinta estupenda: Party Monster. Con Macaulay Culkincrecidito y con un aspecto de lo más perverso.
Volví a mi casa pronto porque quería configurar mi iPod y empezar a guardar canciones. Son casi las doce de la mañana (otra vez) y ya tengo casi 300.
Quiero salir a pasear con este frio.
Porque hoy es domingo.
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