"Los auditores de Arthur Andersen admiten que destruyeron documentos de la quiebra de Enron" es uno de los titulares más reconfortantes y tranquilizadores que he leído últimamente en prensa. Incluso si tenemos en cuenta que era el ABC su autor. Que por fin se descubran indicios de los 'tejemanejes' de las auditoras en las grandes estafas que además favorecen a los hampones. A todo esto, Bush se atraganta con una galleta y se desmaya (con marcas faciales incluídas). Parece que la verdad empieza a estar ahí afuera.
martes, enero 15, 2002
Bob Wide
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