UNO
La vida juega al billar mientras Dios se entretiene con los dados.
La vida ejecuta perfectas carambolas que nos dejan girando a un lado de la mesa.
Coño, ¡la vida!
La vida de uno:
Uno siempre conoce la verdad, la otra verdad, la verdad oculta tras las apariencias, tras las máscaras, tras las distintas situaciones que nos presenta la vida (Sigo con El último encuentro)
Uno busca lleno de esperanzas
el camino que los sueños
prometieron a sus ansias.
Sabe que la lucha es cruel y es mucha,
pero lucha y se desangra
por la fe que lo empecina.
Uno va arrastrándose entre espinas,
y en su afán de dar su amor
sufre y se destroza, hasta entender
que uno se ha quedao sin corazón.
(Enrique Santos Discépolo, UNO)
Uno y el sentimiento amoroso, que es siempre unilateral, en palabras de Barthes:
Como relato, el amor es una historia que se cumple, en el sentido sagrado: es un programa que debe ser recorrido. El enamoramiento es un drama, si devolvemos a esta palabra el sentido arcaico que le dio Nietzche: "El drama antiguo tenía grandes escenas declamatorias, lo que excluía la acción (esta se producía antes o tras la escena)" El rapto amoroso (puro momento hipnótico) se produce antes del discurso y tras el proscenio de la conciencia: el "acontecimiento" amoroso es de orden hierático: es mi propia leyenda local , mi pequeña historia sagrada lo que yo me declamo a mi mismo, y esta declamación de un hecho consumado (coagulado, embalsamado) es el discurso amoroso. La jornada amorosa parece entonces seguir tres etapas (o tres actos): está en primer lugar, instantánea, la captura (soy raptado por una imagen); viene entonces una serie de encuentros (citas, conversaciones telefónicas, cartas, pequeños viajes) en el curso de los cuales "exploro" con embriaguez la perfección del ser amado, es decir la adecuación inesperada de un objeto a mi deseo: es la dulzura del comienzo, el tiempo propio del idilio. Ese tiempo feliz toma su identidad de que se opone (al menos en el recuerdo) a la "secuela": "la secuela" es el largo reguero de sufrimientos, heridas, angustias, desamparos, resentimientos, desesperaciones, penurias y trampas de que soy presa...
Fragmentos de un discurso amoroso, Roland Barthes
Unno...
...
...
...
...
...
... sin costuras.
La vida ejecuta perfectas carambolas que nos dejan girando a un lado de la mesa.
Coño, ¡la vida!
La vida de uno:
Uno siempre conoce la verdad, la otra verdad, la verdad oculta tras las apariencias, tras las máscaras, tras las distintas situaciones que nos presenta la vida (Sigo con El último encuentro)
Uno busca lleno de esperanzas
el camino que los sueños
prometieron a sus ansias.
Sabe que la lucha es cruel y es mucha,
pero lucha y se desangra
por la fe que lo empecina.
Uno va arrastrándose entre espinas,
y en su afán de dar su amor
sufre y se destroza, hasta entender
que uno se ha quedao sin corazón.
(Enrique Santos Discépolo, UNO)
Uno y el sentimiento amoroso, que es siempre unilateral, en palabras de Barthes:
Como relato, el amor es una historia que se cumple, en el sentido sagrado: es un programa que debe ser recorrido. El enamoramiento es un drama, si devolvemos a esta palabra el sentido arcaico que le dio Nietzche: "El drama antiguo tenía grandes escenas declamatorias, lo que excluía la acción (esta se producía antes o tras la escena)" El rapto amoroso (puro momento hipnótico) se produce antes del discurso y tras el proscenio de la conciencia: el "acontecimiento" amoroso es de orden hierático: es mi propia leyenda local , mi pequeña historia sagrada lo que yo me declamo a mi mismo, y esta declamación de un hecho consumado (coagulado, embalsamado) es el discurso amoroso. La jornada amorosa parece entonces seguir tres etapas (o tres actos): está en primer lugar, instantánea, la captura (soy raptado por una imagen); viene entonces una serie de encuentros (citas, conversaciones telefónicas, cartas, pequeños viajes) en el curso de los cuales "exploro" con embriaguez la perfección del ser amado, es decir la adecuación inesperada de un objeto a mi deseo: es la dulzura del comienzo, el tiempo propio del idilio. Ese tiempo feliz toma su identidad de que se opone (al menos en el recuerdo) a la "secuela": "la secuela" es el largo reguero de sufrimientos, heridas, angustias, desamparos, resentimientos, desesperaciones, penurias y trampas de que soy presa...
Fragmentos de un discurso amoroso, Roland Barthes
Unno...
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...
...
...
...
... sin costuras.
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