Memorias inmediatas
Cosas que recuerdo del largo fin de semana. Es que son muchísimas. Y me vienen a ráfagas, en "flashazos". Y las tengo que soltar, que si no se me enquistan. Así soy de generoso: entre un quiste para mí y un desprendimiento de retina para mis lectores, me quedo con la opción de la entrega a los demás.
Miércoles 14 de mayo
Después de una larga reunión de trabajo después del trabajo, mi intención era tomarme solo un par de cervezas y marcharme a casa pronto, porque había quedado con J.Q. temprano para trabajar al día siguiente. Y cumplí con una parte de mi plan: la del par. Pero después, me falló el timing. Porque cuando J.Q. se fue, yo me metí a una sauna. A la una de la mañana. A follar con un suizo que se llama Ruggero y solo habla italiano y alemán. Dos idiomas que, como todo el mundo sabe, yo - con una toalla a la cintura y un par de chanclas a mis pies - hablo con soltura y propiedad.
[Ruggero es suizo. Está en Madrid porque su jefe ('il mio capo') quiere ir a visitar Úbeda. Ruggero tiene 30 años, es chófer y guardaespaldas de un rico señor suizo de 71 años. Se alojaba en el Villa Real, donde le dejé a las 4 de la mañana después de un precioso paseo por el centro de Madrid. Ruggero me pidió que nos encontráramos a medianoche en el mismo sitio el próximo miércoles. ¡Estos suizos... son tan dulces!]
Jueves 15 de Mayo
Contra todo pronóstico, me desperté a las 9 de la mañana, fresco como una rosa y dispuesto para una jornada completa de trabajo en la maravillosa y soleada terraza del mundialmente conocido Caballero Novio de J.Q; J. Diez horas ininterrumpidas de trabajo (bueno... interrumpidas por una breve siesta). Después, un par de cervezas en una terraza de la zona (esta vez, terraza de pago).
Terraza. Exterior noche. Dos matrimonios de clase media alta cenan juntos.
Esposa 1: ¡Eso, di que sí! ¡Otra copa! ¡Bébete otra! Cuando no es una botella de vino en la comida, UNA BO-TE-LLA... entera, él solito, sí, sí, sí... Son las cervezas que te tomas. O los whiskies. Porque sí. Sí. Todas las noches, delante de la tele, él se pone un whisky o dos... o tres. Y lo niega. Claro que lo niega. La gente como él nunca lo reconoce. Y luego dirás que te duele el pecho, para que tu hijo y yo estemos pendientes de ti. ¡Nos haces la vida imposible! ¡Eres un CABRONAZO!
Esposa 2: (Prueba de la copa del Esposo 1, el agredido verbalmente) ¿Les has pedido que te exprimieran limón?
Nos encomendamos a Santa Dorothy Parker y nos fuimos de allí. J.Q. a pie. Yo, en taxi.
Viernes 16 de Mayo
Mañana de descanso. Lectura al sol en el salón de casa. La voz de Sarah Vaugham. De la Fitzgerald. De la Garland. Nos acompañan a Joe Orton y a mí. Placer. Paz. Sol.
Por la tarde, CASTING EN GETAFE. Otro Hit de ese gran dúo cómico que somos J.Q. y yo. Lástima que no pueda dar detalles. Algún día, quizás.
Por la noche, Cabaret Esperanza tras una deliciosa cena de setas con M. Al entrar, el camarero me propone un intercambio de parejas y yo propongo cambiárselo por uno de fluídos. Me dice que soy una putilla, y que me quede por allí cerca para comernos la boca algo más tarde. Pues no me parece mal. Mientras tanto, M. y yo bailamos al ritmo de la Carrá y de María Jiménez (vámonos, donde nadie nos juzgue, donde nadie nos diga que hacemos maaaaaal...) y ella (M., no la Jiménez), provoca en otro camarero GUAPÉRRIMO cierto interés. Bastante interés. Mucho interés. Pero no. Porque hemos quedado con la familia Q. y no nos gusta quedar mal. Dejamos desolados a nuestros camareros. Cabaret Esperanza. Cabaret Esperanza... qué gran acierto de nombre para este lugar...
[INCISO. INCISIÓN. HERIDA. No quiero, no permito, no soporto, que un prostituto me dé lecciones de moral. Me niego. No concedo ese derecho. "Eres joven. No estás mal. ¿Qué coño haces aquí? Anda... deja de beber y enamórate"
Pero... pero... pero... ¿Un puto sentimental?
Mi vida puede parecerse a un cuento de Raymond Carver. A una novela de Genet. A un monólogo de Sanchís Sinisterra. Puede. Cabe esa posibilidad, algún día, quizás. Pero jamás, nunca, de ninguna manera, a una canción de Sabina. No por favor. Una canción de Sabina es lo peor.]
Sábado 17 de Mayo
Trabajamos todo el día en el guión del corto. Un placer contar con C. Otro caballero. Heterosexual, chicas. Y libre. Y listo. Y guapo. Y simpático. Un chollazo.
Por la noche, cena en casa. (patinazo. Debería tener más cuidado con mis malabares verborreicos y mis excesos sarcásticos. Si me lees, perdón de nuevo, you know...)
Por la noche PASAPOGA. Bailo con mi abanico naranja en la mano y se acerca esta chica. La chica a mi lado, me dice:
Chica: Qué bien... con abanico... ¿sabes? Tienes cara de ser de un grupo.
Yo: (con cara de estupor) ¿De un grupo?
Chica: Sí. De un grupo. Como Loquillo y Los Trogloditas. O Radio Futura. Es que yo tengo 26 años y me acuerdo de esas cosas...
Yo: Bueno... yo también. Yo tengo 31
Chica: ¿31? Pero si pensé que me ibas a decir que tenías 23 ó 24... Eres muy guapo. Y muy simpático. ¿Y tú eres gay?
Y precisamente en ese momento, cuando yo me estaba pensando besar en la boca con fruición a una chica tan divina, que me decía cosas tan bonitas, mi amigo J.Q. se interpuso entre nosotros y gritó: ¿Que si es gay? ¡NO PUEDO CON LA VIDA!
Por si no le hubiera quedado claro, me encargué de explicárselo con la ayuda de un muchacho encantador. La verdad es que así da gusto responder perogrulladas. Ya me las podrían preguntar más. Con chicos así de guapos cerca, claro. Y tan partidarios de la docencia, eso sí.
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