Grandes Esperanzas
Esta mañana, en el autobús que me aleja de la civilización y me lleva a mi oficina (justamente al lado de A3 TV. Tan cerca, que hay días en que siento el síndrome Isabel Gemio y me entran unas ganas terribles de abordar a una de las pasajeras e interrogarle sin piedad acerca de las miserias de su vida hasta hacerla llorar), una profesora de ESO le contaba a otra:
PROFESORA: ¡Un niño de 7 años que le manda a otro a "tomar por culo"! Claro, y yo llamé a su padre esa misma tarde y se lo dije: "Su hijo ha mandado a un compañero "a tomar por culo". Literalmente".
¿Y sabes lo que me dice el papá? "Le estaría tocando los cojones". Con un padre así, ¿qué puedes esperar del niño?
Yo, de un niño así, esperaría grandes cosas. Francamente.
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