Por bulerías
Esta mañana cogí un taxi delante de la casa de A. y M. y le pedí que me trajera a la calle Pradillo. El taxista me dijo que era el tercer viaje que hacía a la misma calle, al Registro Civil:
- Pero usted, usted, ¿a que usted no va allí? Usted va... fíjese, ahora no me sale el nombre de su jefe...
- Sí, voy a El Mundo. Pedro Jota, mi jefe se llama Pedro Jota.
- Eso... menudo elemento tiene que ser... tiene una cara el jodío... y eso que no le conozco en persona, pero tiene pinta de ser un mal bicho...
- Pues tiene usted suerte de no conocerlo... se lo digo yo...
- Si es que se le nota... Aunque tiene que ser muy listo el tío...
- Sí, listo es... pero le quedan tres telediarios.
- ¿Qué dice? ¿Sí? ¿En en el periódico? ¿Pero no es el dueño?
- No, no... ahora los dueños son los italianos, y se lo quieren cargar...
- ¡Anda! ¡Pues seguro que se lleva su buen dinero!
- Hombre, desde luego no se va a ir con una mano delante y otra detrás.
[No, no trabajo en El Mundo. No, no tengo ni idea de los tejemanejes internos de la empresa. Pero cuando la vida me pone en bandeja una ocasión extraordinaria para difundir un bulo, yo la aprovecho]
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