lunes, abril 01, 2002

Anoche volví a ver Mujeres al borde de un ataque de nervios, una película a la que el paso de los años trata muy bien.
Hoy, su estupendo guión sería imposible porque la inmediatez del teléfono móvil sustituiría las idas y venidas de Pepa a las cabinas, al trajín del enorme contestador automático. Hoy, Pepa llamaría a Iván al móvil para decirle que está embarazada. Y todo sería tan distinto del original...