martes, diciembre 10, 2002

Divino París [Día Uno]


Suscribo las palabras de la protagonista de ese gran libro de filosofía americana que es "Los caballeros las prefieren rubias" y confirmo su teoría; efectivamente, París es divino.

Mi amiga A.B. y yo salimos en el vuelo de las ocho de la mañana. A mi lado, una pareja decide que el desayuno cortesía de Air Europa es poca cosa y él saca de su mochila un paquete de Pan Bimbo (tamaño familiar) y un pack de dos latas de Foie Gras La Piara. Se zampan un par de rebanadas cada uno. Peste fuerte.

En el tren Charles de Gaulle - Gare de Nord, mi amiga A.B. intenta fotografiar a un señor estupendo tres parisien que tenemos enfrente. Se nos ocurre que sería divertido hacer fotos a todos los hombres que me van gustando en este viaje a París. El pollo nos coloca y abandonamos la idea. Menos mal. Porque no habríamos ganado para carretes. El nivel de belleza parisino es alto. Son guapos desde los 16 a los 60 años. Una barbaridad.

Hotel Beaumarchais, en pleno barrio de Les Marais, una especie de Chueca parisina. Como si a Chueca le desenroscas la boina y se la colocas de lado. Algo así.

Salimos a la calle con el bolso en bandolera, la VISA entre los dientes y bien abrigados. Seis horas después, nos sentamos en un café; llenamos las sillas de bolsas, bolsos, abrigos, bufandas, guantes, gorros... trois bierres y unas baguettes. Y otras trois bierres. Mi amiga A.B. baja al toilette y allí un italiano le pregunta qué significa "en la medida". Después le enseña una carta de amor que le han escrito en español. Trois bierres menos y podría acordarme de dónde encajaba "en la medida". En fin,...

Vuelta al hotel. Ducha. Cena en un típico restaurante parisino donde descubrimos que ignoramos los nombres de las cosas de comer. Aprendemos una dura lección: rognons son riñones. Todo nos queda un poco Martínez Soria, pero nos salvan del desastre los vinos y los quesos. Nos tomamos una copa en un bar de moda. En París las copas no te destrozan el hígado: te cuestan un rognon.

A.B. y yo compartimos habitación. Me coge la mano para dormir.

[Continuará...]