miércoles, septiembre 28, 2005

Instantes


Mientras mi amiga Lolamenta chateaba con Amis, yo me ahogaba por culpa de la fibra de vidrio que dejaron al aire en la oficina.
Mientras Amis hablaba de la escritura como libre creación, yo ajustaba cadenas laborales y contaba palabras; nunca demasiadas para no provocar esguinces cerebrales a los clientes-que-siempre-tienen-La-Razón (de Ansón).

¿Quién coño dijo que somos lo que comemos? Somos lo que nos da de comer. Que es otra cosa. Muchísimo peor, por cierto.