miércoles, junio 06, 2007

Llevo varias semanas escribiendo sin parar en Mansos. Pero ya no escribo en el ordenador, sino que llevo un cuaderno: el mismo donde empecé el 23 de enero de 2006. Casi un año y medio. Joder. Sí que soy lento.

Escribo en el cuaderno y me da menos miedo, lo paso mejor, disfruto. Aunque me encuentre en un momento de la narración complicadísimo - o al menos para mí, que a lo mejor además de lento soy imbécil - del que desconozco la solución.

Ese es el reto. Escribir como si fuera viviendo. Como si fuera leyendo. No ocultar información a los lectores e ir resolviendo a través de la historia los obstáculos con los que mi personaje - que soy yo, por supuesto - se va topando. A través de la historia y a través de las palabras. No quiero trampas ni planos secuencia; sólo palabras, literatura.

Manso. Y lento. De cojones. Pero desde que voy a todas partes con mi cuaderno, y escribo cada día y voy embrollando una historia que no puede acabar bien, estoy más contento. Tal vez no más contento, a lo mejor menos solo. Quizás igual de solo, pero - oye - me entretengo.

[Escribo en el cuaderno y hoy aquí, el lugar donde nos conocimos hace más de cuatro años. El lugar donde nos leímos la primera vez. Hoy se cumplen exactamente cuatro años desde que nos vimos. Y he sido muy feliz. Y muy osado...]