lunes, marzo 25, 2002

Landero en "El guitarrista" escribe lo que, para mí, es una declaración de ética de su obra literaria: Así que aprended a observar al prójimo con ojos compasivos y atentos: ésa es la lección que hoy os ofrezco. Sólo eso: la mirada como redención. Ved todo y oíd todo, y salvad al menos una frase, un olor, un gesto, lo que el torbellino de la vida vaya dejando a vuestro paso. Porque, al morir, con cada uno de nosotros mueren las imágenes y los recuerdos que tenemos de los demás, y por eso cuando alguien muere mucha gente muere un poco con él (...) p. 27
Tiene "Los aires difíciles" de Almudena Grandes la gran virtud de narrar buenas historias con personajes construidos desde la bonhomía y el cariño que la autora siente por el ser humano y que me demuestra los domingos cuando tomamos café juntos: yo en mi salón al sol y ella desde la página de EPS.
No sé si escribir una novela decimonónica en el siglo XXI es bueno o no. Lo que sí sé es que en el caso de Grandes su talante personal, su bondad - a diferencia de lo que aseguraría Javier Marías - mejora considerablemente su obra que respira verdad.
Muy de agradecer las referencias a los grandes perdedores de la guerra española cuyos herederos perdieron en la democracia la facultad de dar la vuelta a la historia de siempre y que empareja de manera rara esta buena novela de Almudena con la espléndida "Romanticismo" de Longares de la que ya hablé.