lunes, octubre 06, 2003

Yolloro (no, no es tagalo...)


Me temo que ando hiperestésico decimonónico, porque me he pasado todo el fin de semana llorando sin tragedia, dramón ni infiernillo interior.

El viernes, porque vi en el cine la última de Patrice Chéreau, 'Son frère': terrible historia del proceso degenerativo de un cuerpo enfermo paralela a la de un tenso reencuentro afectivo entre dos hermanos. Tan terrible que tuve que levantarme de la butaca y apoyarme de pie en la pared, rodearme el estómago con los brazos y respirar muy hondo mientras la voz de Marianne Faithful recorría escenas que me hacían abrazarme más fuerte y llorar más. A la salida llamé a mi novio para llorarle todo lo que me había guardado. Calle de la Princesa arriba con un berrinche de lo más tonto.

Para seguir con la racha, me fui a casa de A. y M. y me lloré 'Dancer in the Dark' (y eso que era la tercera vez...) Por si no hubiera tenido bastante limpieza de lacrimales, al terminar me dejé volver a engañar por "Todo sobre mi madre". Tendré el alma podrida, pero el cristalino lo tengo hecho un brazo de mar.

El sábado por la noche celebré un cóctel para celebrar mi próximo cumpleaños; un cóctel al que acudieron (casi) todas las personas a las que quiero. Un cóctel cero social, puro emocional. Y al volver a casa con mi novio, me dio por llorar. Con mocos e hipidos, nada de cuatro lagrimitas de emoción. Porque estábais allí y sentí tal overdose de cariño que no pude aguantar. Joder, menudo plan.

Claro, que el domingo por la tarde batí mi propia marca personal y fui capaz de llorar ¡dos horas seguidas! antes de que mi novio cogiera el autobús camino a Barcelona. No quiero ni pensar en el crono si él viviera - por ejemplo - en Burgo de Osma o en Totana...

Y mañana cumplo 32. Qué razón tiene mi madre cuando me pregunta cuándo creceré.

Que razón tiene J.Q. cuando me espeta: "Llora como una mujer lo que no supiste defender como travesti"

Qué razón tiene Bush cuando le escribe a su Laura: 'Roses are red/ Violets are blue'