martes, junio 17, 2003

Ajuste de cuentas (sucias)


La alcaldesa de Villaviciosa de Odón fue durante mucho tiempo la que ha sido Consejera de Asuntos Sociales de la Comunidad de Madrid durante el mandato de Ruiz Gallardón y será, muy probablemente, concejala en su próxima Alcaldía.

[El texto de la querella detalla los lazos que unen a Balbás, Tamayo y los Vázquez. La Junta de Compensación del polígono de Quitapesares, en Villaviciosa de Odón, donde todos ellos aseguran haberse conocido, fue el escenario de una operación inmobiliaria que tenía como objetivo la venta de 13.000 metros cuadrados de suelo público a los querellados por parte del Ayuntamiento en manos del PP por un precio de entre un 20 y un 50% inferior al del mercado. A la venta de ese suelo se sumó la cesión gratuita del Ayuntamiento a los promotores de 45.000 metros cuadrados de suelo público.

En la trama inmobiliaria, según explica la querella del PSOE, actuó y fue beneficiario directo el secretario general del PP madrileño Ricardo Romero de Tejada. En ese municipio, que gobierna el Partido Popular, se pactó también, según la querella, la afiliación en bloque al PP de familiares y amigos de Bravo Vázquez para dar otro golpe de mano interno en el PP de Villaviciosa de Odón.]
EL PAIS, 17.06.03

Lo mismo no quiere decir nada. No. No. No. Porque también es cierto que yo viví en ese pueblecito hasta que cumplí 17 años y lo único que me llevé fueron palizas del yonqui del pueblo. Pero de maletines, nada. Ni una triste Baguette de Fendi.

Aunque también es cierto que su exnovia (la del yonqui) una noche, después de muchos años de salir de allí, me salvó la vida en la Calle Carretas.

Siempre supuse que ese pueblo de mierda acabaría pringando de mierda a alguien más.

Siempre sospeché que ese pueblo donde yo veía, de camino a la parada de la ruta escolar, a María Jiménez en un bar, vestida con chándal, tacones y boina de leopardo, jugando a las tragaperras con un vaso de whisky en la mano, terminaría por destacar en algo muy sucio.

No me equivocaba. Por una vez, no me equivoqué. A ver cuánto le dura la ignominia.