martes, junio 13, 2006

Hotel

Acabo de descolgar del tirador de uno de los armarios de la cocina la percha y el largo plástico transparente que sostenía/contenía los pantalones que mandaste lavar y planchar en el hotel. Los dejé ayer todo el día, hoy toda la mañana. Me gustaba pasar por la cocina y verlos allí, ondeando el plástico transparente y la percha algo torcida, arriba.
Como un fantasma. Como la cáscara de tu ropa. Como si mi cocina fuese un hotel. O nos hubiésemos preparado para asistir a una boda.
He dejado la percha y el plástico sobre una silla, desmayados. Aburridos. Ya no me ven escribir.