miércoles, noviembre 05, 2003

Preparativos


(Despacho de Palacio. Interior día.)

EL JEFE: Vale, mona, ahora vas a sacar tu agenda y me vas diciendo, ¿eh?
LA NUEVA: Pero si ya le he dicho...
EL JEFE: Ya me has dicho, ya me has dicho... ¡hay que joderse!
Ya nos habías dicho y mira tú por dónde empiezan a salir por internés más muertos que la leche... ¡JODER!
LA NUEVA: Pero es que...
EL JEFE: Ni es que ni hostias... a ver, déjame la agenda... de aquí..., ¿a cuántos te has tirado?
LA NUEVA: A ninguno... (gimotea) De verdad... a ninguno...
EL JEFE: (Conciliador) A ver... venga no llores, que no pasa nada.
Tú solo dime la verdad y lo arreglamos. Fíjate tú qué fácil ha sido con el profe: un puesto cojonudo en una universidad de Puerto Rico, un sueldo de la hostia... y todos tan tranquilos... ¿eh?
LA NUEVA: Que no, que no...
EL JEFE: ¿Y tías? ¿Algún rollito con alguna? Ya sabes... un morreo, una tijereta... que un episodio lésbico lo tiene cualquiera...
LA NUEVA: No, no, de verdad que no...
EL JEFE: Bueno, vale... a ver, ¿has abortao? Que no me quiero encontrar el mes que viene con un informe médico tuyo de alguna clínica de mala muerte en la portada de cualquier revistucha de mierda...
LA NUEVA: No, no...
EL JEFE: Uf... qué miedo me estás dando... tanto no, tanto no... mujer... ¡algo oscuro tendrás que tener!
LA NUEVA: Pero si ya lo conté todo...
EL JEFE: (Se levanta) Vale, lo que tú digas. Pero como luego nos llevemos sorpresitas... ya verás tú que risa... acuérdate de Lady Di... no te digo más...
(A punto de irse) ¡Ah! Y una cosita más: si el otro - el tarao - el jueves te ofrece algo, tú dile que no.
LA NUEVA: ¿Algo?
EL JEFE: Tú di que no y no preguntes. Que aquí el que hace las preguntas soy yo... y sé lo que me digo... que son muchos años de trabajo...


Poesía

Me quedan veinte páginas para terminar la espléndida novela de Norfolk, pero la narrativa no basta para ponerse a cubierto; por eso la compagino con la lectura de la poesía de Gamoneda, para que me proteja de esta lluvia áZida.

Tengo frío bajo un arco que separa la existencia y la luz,
que separa cuanto he olvidado
y la última luz.


Un poema así me vacuna - al menos durante un par de días - contra tanta estupideZ.

Gloria Fuertes habría rezado ante la que se nos viene encima...

No sé por qué... recuerdo,
que hace años por la noche,
yo rezaba un padrenuestro
para no soñar cosas de miedo.
Después cuando la guerra,
rezaba para que no sonara la sirena...
Después seguí rezando
para que no nos detuvieran;
luego, para que Equis me quisiera;
para que mi análisis no diera leucemia,
para que se acaben los líos de fronteras,
para que este país... y vuelta y vuelta.
(Desde que nací en los diarios siempre viene un parte de guerra.)
Variando la retahíla,
mezclando personales peticiones con otras peliagudas y extranjeras,
(que si este amor que si la paz que si la pena)
sigo y sigo pidiendo con la fe de una pieza.
Temo tener a Dios cansado de monserga.


... pero tengo cada vez la fe más floja.

De todos modos, y por si acaso Dios me escuchara y tuviera el detalle de enviar una buena lluvia de fuego cualquier día de estos, yo le saco fotos a los sitios que me gustaría recordar, volver a ver después del Apocalipsis.