lunes, julio 05, 2004

Contención. Consistencia


Hay veces que me gustaría tener una opinión rotunda y formada sobre múltiples asuntos, ser una autoridad y tomarme en serio. Sin embargo, esas veces son escasas y la mayor parte del tiempo me gusta andar sin demasiados dogmas ni verdades absolutas.

El matrimonio gay. Ni idea. No sé si estoy a favor o en contra. Aunque supongo que eso dará lo mismo una vez se apruebe la ley y decida casarme, más por cuestiones prácticas y por facilitarnos la vida que por una necesidad reivindicativa o normalizadora (puaj, puaj, puaj). Bien es cierto que mi opinión acerca del matrimonio gay (una de tantas que puedo defender con fervor en una reunión de amigos) es la misma que la que puedo tener del matrimonio, sin anglicismos posteriores. O como la que puede provocarme el matrimonio interracial. O por poderes. O el matrimonio de los curas. O del Príncipe Felipe con Letizia Ortiz. Pues hay días en que me parece fatal todo y otros en los que "¡es todo tan hermoso..!"

Soy inconsistente. Cierto. ¿O no? Y en caso de serlo, ¿es tan terrible? ¿No estaremos sobrevalorando la certeza? A propósito de eso, ya tengo el comienzo para otro nuevo capítulo de mi (eterna embrionaria) novela:

"La contención durante el coito está sobrevalorada. A mí lo que me gusta es correrme, y no andar bombeando durante horas como si aquéllo fuera una disciplina olímpica. Yo no follo para epatar, ni para matar el tiempo; follo porque quiero llegar al orgasmo y todo lo demás son previos. Follar por objetivos; será poco moderno, pero es lo que me va. Que te jodan Shere Hite. Y rapidito."

Feliz semana a todos.