martes, septiembre 20, 2005

El horror


El viernes quedé con J.Q. (a quien este diario ya echaba de menos y a quien hoy felicitamos su ?? cumpleaños) en una terraza de Chueca (Lateral) donde no pude sentarme a esperar porque estaba llena y que cambié por otra al lado ("El ave turuta"; mismo nombre que un bar casposo de Ciudad Real que conocí en los 90) hasta donde J.Q. - no se lo reprocho - no se acercó a mirar. Resultado: mutuas esperas de 45 minutos. Culpa de nadie.
En la plaza se concentran pandilleros latinos con gorras ladeadas, medias en la cabeza, peinados imposibles y enormes camisetas.
En la mesa de al lado, un grupo de jóvenes mal vestidos, feos y alcoholizados, hablan de trabajo. Del suyo. Con nostalgia de aquellos tiempos en que la gente se ayudaba, la cooperación sindicalista y preguntas retóricas acerca de la condición humana "¿por qué tenemos esa actitud? ¿por qué esta lucha entre interinos y titulares?", afirmaciones descreídas de quien ya no se cree nada, pero tiene ideales "tenemos lo que nos merecemos".
No entiendo nada. Y el camarero me ha puesto con la jarra de cerveza una tapa de ¡JAMÓN DE YORK! ¡QUÉ HORROR! Madrid es un espanto.
El trio solidario de la mesa de al lado, sigue a lo suyo. Y de repente uno dice: "Si yo me quito de enmedio a Fulanito, Menganito y Zutanito, ¡me jubilo ahí!" y "¡la gente no mueve el culo ni pa'dios!" Y la palabra "interinaje", que acaba por quitarme las ganas de seguir escuchando y paso a espiar a la mesa del otro lado:
"¿Sabes lo que se lleva ahora? Teñirse las cejas. Darle un toque de color..."
JODER
"No hay regulación legal de los interinos" - he vuelto a la mesa anterior. Qué remedio.
"Me siento en un desarreglo comparativo". VÁLGAME DIOS.
Me levanto, espantado, y encuentro a J.Q. de pie junto al Mercado de Fuencarral. ¡VENGO DEL HORROR! Aunque un vistazo a uno de los escaparates me fuerza a prescindir de verbos y dejarlo en EL HORROR. EL HORROR.