martes, enero 15, 2002

elmundo.es | Operacion Triunfo destila una mala baba divertida pero que da que pensar. Todo empezó hace algunas semanas cuando un par de reporteros de La Luna fueron a la Academia y salieron con el micro entre las piernas tras denunciar manejos poco éticos en su interior (censura a los participantes, control férreo por parte de los organizadores) y despacharse a gusto en una "bronca-entrevista" con uno de los amos del cotarro, Tinet Rubira.
Pues después de todo eso, a El Mundo le da por explotar dos de sus puntos fuertes (oportunismo y periodismo de investigación [!!!!) para cebarse con el éxito televisivo de la temporada.
¿Tendrá algo que ver que el Canal Operación Triunfo haya acabado en las manos de Prisa y no en las de Telefónica Media (esa casa de los líos...)?
Alguien debería meter las narices en esto (lo siento; yo no tengo tiempo) :-)
"Los auditores de Arthur Andersen admiten que destruyeron documentos de la quiebra de Enron" es uno de los titulares más reconfortantes y tranquilizadores que he leído últimamente en prensa. Incluso si tenemos en cuenta que era el ABC su autor. Que por fin se descubran indicios de los 'tejemanejes' de las auditoras en las grandes estafas que además favorecen a los hampones. A todo esto, Bush se atraganta con una galleta y se desmaya (con marcas faciales incluídas). Parece que la verdad empieza a estar ahí afuera.
El asesino ciego, de Margaret Atwood es una excelente novela con una estructura narrativa espléndida en su complejidad, ya que es capaz de utilizar para sus propósitos una mezcla de realidad/ficción/realidad, pasado/presente/futuro.
Los personajes se definen por su entorno, sus actos y sus silencios. Pero sobre todo, por sus palabras. Es un bellísimo homenaje a la literatura silenciosa y la memoria injusta.