viernes, abril 16, 2004

Vínculos


No es mi amiga y sin embargo necesitó contarme lo que está viviendo. En sus palabras, "el fin de la mentira". Una historia de infidelidad que ha durado tres años, un matrimonio que termina de muy malas maneras y el uso de la palabra "adulterio" de un modo que no había escuchado en toda mi vida: en serio.

No es mi amiga, pero me conmovió su actitud acorralada pero llena de ilusión por lo que le espera a partir de ahora. De miedo, por lo que sabe que tendrá de terrible el fin de la pesadilla. El final de una vida no elegida.

Aunque no somos amigos, siento que cuenta conmigo de algún modo para aliviarse la pena. Y no puedo hacer otra cosa que no sea echarle una mano en todo lo que pueda.

Es una de esas inexplicables responsabilidades que asumo a veces, con la ingenua idea de que cierta justicia en la vida me obliga a estar de parte de todos aquellos que recurren a mí para despojarse de la infelicidad impuesta o elegida. Que recurren a mí, sin ser amigos, probablemente porque me identifican como un igual que ha pasado por ésas. Que pasa, cada día.

Feliz fin de semana a todos.