jueves, septiembre 18, 2003

Un año y una semana...


... hace que J.Q. y yo nos vimos por primera vez. El 11-S de 2002. Hay fechas que están claramente marcadas por la grandeza histórica.

J.Q. y yo comimos en un restaurante chino y hablamos dos horas sin parar. De todo. De la lista de medicamentos que tomaba Liz Taylor, de mi reciente divorcio, del sexo con culturistas, de mi japonesísima manga literaria, de su reciente despido (un año después de eso, J.Q. va a volver a trabajar en la misma empresa que entonces acababa de ponerle de patitas - divinas, eso sí - en la calle; ¡y dale con el looping!), de mi enfermedad, de nuestro alcoholismo, de Bette Davis y Joan Crawford y de Truman Capote y Dorothy Parker, que - pese a nuestras diferencias de criterio (la mayor de todas es que yo carezco del mismo) - ocupan un lugar preferente en nuestros iconostasios.

J.Q. llegó y me redescubrió el frenesí nocturno y la intensidad adolescente de los mejores amigos inseparables.
Nos hemos emborrachado juntos. Hemos trabajado juntos. Viajado juntos...
Incluso él se quedó de guardia cuando contraté a mi primer chulo (qué gran escena aquélla: yo, aprovechando mi inversión en mi dormitorio mientras J.Q. leía en el salón con un cuchillo jamonero debajo de un cojín... por lo que pudiera pasar).

Hace un año y una semana desde aquel memorable 11-S. Y ya nos vamos conociendo. Creo que los dos sabemos que J.Q. no es tan malo como parece, ni yo tan bueno como aseguro.

Muchas gracias por todo, J. (y perdóname si no pongo foto tuya; pero dos días seguidos publicando imágenes de perras me da que es pelín excesivo).

¡Nos vemos en Las Vegas!