lunes, abril 26, 2004

Malas noticias


Se acabó la diversión eucarística:

El Vaticano invita a los fieles a quejarse a su obispo de las misas demasiado creativas
MARÍA-PAZ LÓPEZ - 24/04/2004
Excesos musicales del coro, laicos leyendo la homilía en lugar del sacerdote o administrar la comunión a no católicos son algunos de los “abusos” –así los llama la Santa Sede– que quiere atajar la instrucción “Redemptionis Sacramentum” presentada ayer en el Vaticano: setenta páginas divididas en ocho capítulos, en las que se invita a los fieles a quejarse al párroco, luego al obispo, y si fuera necesario, al Papa, de las misas demasiado creativas...
[LA VANGUARDIA]

Sabíamos que acabaría por pasar.
El fin de las misas nudistas. Las casullas de Marc Jacobs. Las bendiciones en bingos. Las hostias deconstruídas de Adriá. Las monaguillas (prohibidísimas). Las versiones de Bob Dylan.
La misa ha perdido mucho aliciente para mí.

Lo peor de esta escalada purista de la Iglesia Oficial es que me temo que van a echar atrás mi propuesta de beatificación de Estée Lauder, recién muerta, la pobre. Una mujer que alumbró el Idealist y que se sacó un pasado aristocrático del dobladillo de la falda color pastel, se lo merecería. Pero si estamos en contra de la creatividad, estamos en contra de la creatividad. O follamos todos, o la puta al río.

¿Y Prado y Colón de Carvajal? Capaz de entregarse a la justicia y entrar en prisión antes que verse obligado a ir a la boda del hijo de su amigo con "la niña".

Lo que le falta a la iglesia de creatividad, les sobra a los amigos de Su Majestad. Lo comido por lo servido.

Menos mal que, para compensar tanta mala nueva, hubo noticias felices. Como el alumbramiento de mi nuevo blog: bigSpender en el flamante recién estrenado servicio de blogs de ya.com.

Concurso de microrrelatos de El Mundo


El viernes participé:

2618: Publicidad

"Siempre pensé que lo mejor era morir en un accidente aéreo o en cualquier otra catástrofe; así mi nombre aparecería en un listado de víctimas y ni los amigos ni los amantes ocasionales me dejarían mensajes en el contestador como si estuvieran hablando para un vivo. Aunque quizás sí lo hiciera la encargada del tinte, o el zapatero. Siempre preferí una lista a una esquela. Siempre, hasta hoy. Cuando he cruzado el avión hasta llegar a mi asiento y he visto, sentado en una de las primeras filas, a un actor que se llama y se apellida igual que yo."

Y no gané.