jueves, noviembre 17, 2005

Comerciales

Los últimos comerciales con quienes tuve la desgracia de trabajar eran unos personajillos abyectos, grises y aficionados al uso de un pantalón para toda la semana (one week/one trouser, OWOT, era su eslogan y sus siglas preferidas).
Fieles seguidores de Machado (sin saberlo, por supuesto, hasta ahí NO vamos a llegar) que a diario se calzaban aquel verso del bueno de Don Antonio: "desprecian cuanto ignoran".
Treintañeros hipotequeros, que cumplieron su sueño dorado (goldfill) de tener un bar. Y camareras con aspecto de putas. Genial.
Analfabetos. Carentes de pensamiento abstracto. De talento. Vendedores de biblias que exigían eliminar el Apocalipsis (por largo y por mal rollo).
Triunfadores. En una película de serie Z en la que siempre ganan los malos.