viernes, junio 20, 2003

Bochorno

Yo de verdad que pensé que había llegado a mi Top Bochorno aquel día que en el gimnasio me tropecé con las patas metálicas de una máquina de piernas y caí a los pies de un par de mazas a los que dejé mudos del susto, epatados ante la visión del gordito con camiseta de Keith Haring, botas All Star rojas y calcetines de corazoncitos, postrado ante su masa muscular. Como les dije a mis amigos: "Con ese look, NO parecía un accidente..."

Pero no. Sorprendentemente, ayer me superé.

He vuelto a nadar. Acudo tres o cuatro días a la semana a la piscina cubierta que hay junto a mi oficina. Nado entre 40 y 45 minutos, lo que significa que cuando salgo del agua, he hiperventilado tanto que mi cabeza no es la que era al entrar, por lo que solo soy capaz de actos rutinarios. A saber: salir del agua, quitarme las gafas, el gorro, coger la toalla, ir hacia las duchas, quitarme el traje de baño...

Pero ayer, cometí el error de introducir una muy apetecible nueva variable: salir del agua, quitarme las gafas, el gorro, coger la toalla, salir al solarium a secarme al sol, quitarme el traje de baño... ¡MIERDA!

Fueron 2 ó 3 segundos. Me lo volví a poner rápidamente. Creo que nadie me vio. Pero fue muy vergonzoso. Un horror que no quiero superar.

(Creo que nadie me vio. Creo que nadie me vio. Creo que nadie me vio. Creo que nadie me vio. Creo que nadie me vio. Creo que nadie me vio. Creo que nadie me vio. Creo que nadie me vio. Creo que nadie me vio. Creo que nadie me vio...)

[Ya me gustaría a mí tener tan poco pudor como la de la foto. Aunque de carnes, andamos similares, cada uno en su sitio y en sus proporciones...]