miércoles, marzo 19, 2003

Escuela de sicoquilers


El asesino del naipe volvió a matar el sábado pasado. Muy cutre. He leído en El País esta mañana que salió de unos olivares en Arganda del Rey, disparó a sus víctimas, dejó un cuatro de copas ahí tirado y después se volvió a casa en Metro (eso último me parece bien, que al precio que están los taxis, le saldría cada crimen periférico por un ojo de la cara, y no es plan... que bastante caras están ya las municiones).

Dicen los periódicos que este asesino imita al del Tarot, pero en plan cañí (bueno, esto último lo digo yo). Y en plan peor. Porque la cultura anglosajona es mucho más de psicokillers que la nuestra. La nuestra es más de envenenadoras y de hachazos en plena canícula en alguna pedanía de Murcia. No me vayáis a comparar un Asesino de Tarot con uno del Cinquillo. No hay color. Y desde aquí se lo digo, por si lee mi Diario:
- "asesino del naipe, asesino del naipe... si estás pensando en liquidarme, hazme el favor de aprovechar para cuando toque la sota de copas, que es muy marica o la reina de copas, que me va todo. Ni se te ocurra dejarme un basto, que te juro que mi cuerpo astral te iba a estar dando por culo hasta el final de tus días. Crímenes, bueno... pero ordinarieces ni una, ¿me has oído? Pues ya está."

Yo, de todos modos, y como ya he dicho que pienso que en este país falta cultura del asesinato en serie, propongo algunas ideas:

- El asesino del lipstick: mataría a sus víctimas de una puñalada en el bolso de marca y después se pintaría los labios con muchísimo rouge para dejar la marca indeleble de un beso en la frente.

- El asesino de la laca de uñas: asesinaría a sus víctimas de un golpe seco en la Master Card y después le pintaría la uña del meñique de la mano izquierda de rosa palo (mi amiga Mª José dice que ese es complicado, porque la policía española no captaría tanta sutileza... mmmm... puede que tenga razón)

- El asesino del Hola: atacaría por la espalda con la portada del Hola con la boda de Sara Montiel y dejaría junto al cuerpo sin vida de la víctima la revista abierta por la página en la que el estilista Zamorano da el último retoque a la arquitectura capilar de la internacional artista.

Hay más. Muchas más... pero no quiero excederme, que después decís que incito al crimen. Y eso sí que no.