sábado, abril 20, 2002


Las entrañas mienten, lo mismo que las caras. Quién nos asegura que un hígado en una radiografía no puede haber aprendido a disimular el dolor, como hace la gente triste que sonríe a la cámara en una fotografía tomada en un paseo marítimo durante unas vacaciones de verano.
madrid me solea y da perspectiva de verano a mis ventanas. escribo y miro. sábado por la mañana.
anoche cambié el diseño de la página (las columnas del anterior se me quedaban demasiado estrechas para la prosa) y esta mañana ando como loco tratando de volver a instalar el sistema de comentarios. lo primero es que vuelva a funcionar. lo segundo es confirmar lo que me temo; que he perdido todos los comentarios anteriores. vaya. por. dios.